Realizado por: Julián Robles, Santiago Buitrago, Diego Peñuela, 11-01 y 11-02, 2019
En Colombia priman diversos temas, pero hay uno que logra sobresalir sobre los demás: el salario mínimo o el salario de los trabajadores colombianos. ¿Lo consideran todos como un salario bueno y aceptable? Realmente no. Y es que si a duras penas puede vivir una persona que gana más de un salario mínimo legal vigente con todos los problemas que actualmente afronta Colombia, ¿cómo les tocará, entonces, a quienes deben apretarse el bolsillo? ¿Cómo se logra subsistir?
¿Por qué razón se tienen problemas con esto? Fundamentalmente, y para ser directos, por la tan llamada “corrupción”. Y es que se ha llegado a un punto en que a los políticos –que son en verdad empleados públicos y no los amos del mundo-, les interesa más saciarse y suplirse cada una de sus necesidades antes que las del pueblo –lo que debe ser su prioridad-. Esto ha hecho que hablar de un “político honesto” sea considerado como el sinónimo de una imposibilidad o de una burla.
Lo que quizás genere cierto malestar es que un simple congresista, tiene un salario mensual de hasta 31 millones de pesos colombianos. Insólito ¿verdad? Pero lo que más indigna es ver a la mayoría de honorables “congresistas honestos” laborando, es decir, tomando largas y cálidas siestas, contraste tremendo con los humildes trabajadores colombianos que se desviven por llevar el sustento a sus casas día y noche.
Dentro de las palabras que pueden definir a Colombia, una de ellas es “Injusticia”. Algunos podrán refutar esto, y pueden exclamar con mucha certeza que se sienten cómodos viviendo con el salario mínimo, que es la medida justa para vivir. Pero nada más alejado de la realidad. El colombiano al parecer, se ha acostumbrado a su zona de confort –una de hecho muy baja-. Está acostumbrado a la corrupción y a la injusticia en todos los sentidos, y por ende está habituado a este tipo de tratos. Es más, cuántas veces no se ha escuchado a las personas decir que no importa el presidente que se elija, porque al final todos son ladrones.
¿Qué nos queda? ¿Será que le seguimos dando toques de humor a nuestra dura realidad como dicen los de Voz Populi? ¿Nos resignamos a pensar que siempre Colombia va a ser igual de injusta y corrupta?
Algunos divagaran y dirán que obviamente la única opción que nos queda a todos los colombianos es realizar un cambio, sin embargo, una alteración a todo lo que llevamos, es ligeramente compleja, porque los colombianos nos hemos acostumbrado a toda clase de insensateces. Dejamos que violen a mujeres y a niños, que la guerra nos siga consumiendo, que se roben descaradamente los impuestos, entre otras cosas. Pero retomando el salario mínimo, será que, si en alguna estancia logran subir esto, ¿los colombianos estarían satisfechos? Probablemente no. Porque “los colombianos parecen no quedar satisfechos con nada”.
Pensar que un país tan bello como Colombia, con toda su flora, su fauna, su cultura y sus diversas etnias es tan mal visto por la mayoría del resto del mundo, por los temas anteriormente descritos, es un tema que deja pensativo a cualquiera que tenga sus facultades de raciocinio. Ojalá algún día Colombia despierte y vea la realidad que tenemos, no la realidad que dibujan algunos dirigentes.
Todos esperan con ansias que algún día todo mejore, que logremos crecer como país y dejemos tantas guerras entre nosotros a un lado. Pero ¿cuándo, Colombia querida todo esto cambiara?
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